Sangre de Baco

Frases en latín traducidas y explicadas

Luis Manuel López | Artículo | 4/07/2017 - 21:16Comenta

Frases en latin

¿Buscas frases en latín? Hemos recopilado algunas de las frases en latín más célebres, traducidas y explicadas con rigor.

El latín es una lengua indoeuropea que surgió en Italia junto con otras muchas lenguas de las que apenas ha quedado rastro alguno. Era la lengua que se hablaba en la ciudad de Roma, pero también la que utilizaban algunas de las comunidades cercanas a Roma en el territorio conocido como el Lacio. Cuando Roma conquistó toda Italia, el latín y las frases en latín se impusieron en toda la península, desplazando al resto, que desaparecieron. Lo mismo ocurrió al conquistar Roma todo el Mediterráneo: con excepción del griego, que era una lengua de gran prestigio, y alguna lengua que resistió a la aculturación latina, como el vasco, todas las lenguas de la Europa prerromana desaparecieron. Los habitantes del Imperio, al menos en las provincias occidentales, comenzaron a hablar latín debido al prestigio que esta lengua tenía y a que era el idioma utilizado en la política y la administración.

Con la llegada de la Edad Media y la desaparición del Imperio Romano de Occidente el latín evolucionó en las llamadas lenguas romances: castellano, catalán, gallego, francés, provenzal, portugués… A pesar de esto, el latín siguió siendo la lengua de la cultura debido a que la Iglesia siguió manteniendo su uso en la liturgia y en sus escritos. En el Renacimiento, la lengua latina resurgió gracias al amor que los humanistas demostraron por los autores antiguos.

Las frases en latín siguen igual de vivas hoy que hace dos milenios. ¿Quién no ha utilizado alguna vez una frase en latín, incluso sin saber lo que significa? Buscamos frases en latín para ilustrar nuestras opiniones, para dar a nuestros escritos una mayor entidad… e incluso para tatuarnos nuestra piel.

En este artículo te ofrecemos las mejores frases en latín clásico, traducidas y explicadas con rigor por nuestro equipo de filólogos e historiadores.

Frases en latín

Frases en latín de amor

Omnia vincit Amor. El amor lo vence todo. Égloga X, 69. Publio Virgilio.

Virgilio es uno de los principales poetas en lengua latina y uno de los pilares de la cultura y la literatura occidentales. Esta frase pertenece a su Égloga X, un poema en hexámetros que Virgilio dedica a otro poeta, Cornelio Galo. Con ella, Virgilio deja clara su creencia de que el amor es la fuerza más poderosa del universo, capaz de vencer todos los obstáculos. El Amor, para los antiguos latinos, era también un dios, relacionado con el célebre Cupido, de ahí que se suela escribir su nombre en mayúsculas.

Militiae species amor est. El amor es una especie de guerra. Arte de Amar. Libro 2. Verso 233. Publio Ovidio Nasón.

Ovidio es uno de los grandes poetas del amor en lengua latina, y como tal es autor de un gran número de frases en latín relacionadas con este tema. En su Arte de Amar, Ovidio ofrece consejos a los jóvenes para que seduzcan a sus amantes de forma efectiva. Esta frase es una de las más célebres de toda la obra. En ella Ovidio afirma que el amor es como una batalla en la que el amante es un soldado que debe sufrir tantas penurias como si se encontrara en medio de una guerra. La amada es la ciudad sitiada a la que se debe asediar hasta lograr su rendición. Esta visión del amante como un soldado se convirtió en un tópico literario con mucho éxito en la literatura posterior.

Odi et amo. Odio y amo. Marco Valerio Catulo. Poema 85.

Aunque no sabemos mucho de la vida del poeta Catulo, sus versos se han convertido en un clásico de la literatura occidental, y han sido imitados y copiados por escritores de todas las épocas hasta la saciedad. Con su célebre Odi et amo, Catulo condensa de forma magistral sus sentimientos hacia su amante, la veleidosa y cambiante Lesbia. El poeta, cansado de los cambios de su amada y de sus continuos devaneos con otros hombres, afirma odiarla y amarla al mismo tiempo. Un sentimiento contradictorio que todos los que han amado con intensidad en una relación tormentosa han podido experimentar.

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Frases en latín de la muerte

Dulce et decorum est pro patria mori. Dulce y hermoso es morir por la patria. Quinto Horacio Flaco. Odas. 3.2.13

Quinto Horacio fue uno de los poetas de la corte de Augusto, el político que transformó el estado republicano romano en un Imperio gobernado por un único individuo. Aunque había combatido contra él en la batalla de Filipos, Horacio se convirtió en uno de los principales propagandistas del nuevo régimen instaurado por Augusto, poniendo su pluma al servicio de las necesidades de éste. En la Oda a la que pertenece este verso, Horacio hace un canto al valor de los soldados romanos y anima a estos a luchar hasta el final para engrandecer el honor de su patria. En realidad, la época de Augusto, una vez terminaron las guerras civiles, no fue una época de excesivos enfrentamiento bélicos, por lo que este canto era más un tópico literario presente ya en la poesía griega que un auténtico poema de guerra.
La tradición literaria posterior ha utilizado este verso de Horacio hasta la saciedad, tanto por parte de aquellos que compartían el ardor bélico de su autor como por quienes lo criticaban y ponían a vida de los individuos por delante de la patria.

Non metuit mortem qui scit contemnere vitam. No teme la muerte el que sabe despreciar la vida. Pseudo Catón.

Una sentencia atribuida a Catón de forma dudosa. Como buen reflejo de la filosofía estoica, esta sentencia afirma que el primer paso para dejar de temer la muerte es no tener apego a la vida y las condiciones materiales.

Non omnis moriar. No moriré del todo. Quinto Horacio Flaco, Odas, 3, 30, 6.

Horacio, el gran poeta y propagandista del régimen de Augusto, reflexiona en algunos de sus escritos acerca de la figura del artista y cómo su vida se prolonga en el tiempo gracias a que su obra le sobrevive. En esta Oda, Horacio se muestra convencido de que su fama será eterna gracias a la calidad de sus versos.
Esta pequeña sentencia de tres palabras ha inspirado a artistas de todos los tiempos que veían en sus escritos, pinturas, esculturas, edificios… una forma de proyectar su propia existencia más allá de la muerte. El hecho de que todavía hoy leamos a Horacio y disfrutemos de su obra es una muestra de que el poeta no andaba desencaminado cuando afirmó que no moriría del todo.

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Frases en latín de la vida

Ars longa, vita brevis. La tarea es larga, la vida es corta. Hipócrates. Aforismos.

Esta frase en latín es en realidad una traducción al latín de un original griego escrito por Hipócrates de Cos, uno de los padres de la medicina y creador del todavía vigente juramento hipocrático. fue recogida entre otros por Séneca en su obra Sobre la brevedad de la vida.
Tanto Hipócrates como los que tradujeron su sentencia al latín querían expresar la fugacidad de la vida para quien acomete una tarea de gran envergadura. Es una oración que invita a reflexionar acerca de la brevedad de nuestra existencia y la necesidad de dedicar cada segundo de la misma a la tarea que busquemos realizar.

Aurea mediocritas. Dorada mediocridad. Quinto Horacio Flaco. Oda 2.10.5.

En esta frase lapidaria, Horacio, el gran poeta de la corte de Augusto, hace una alabanza de aquellos que optan por una vida sencilla sin grandes ambiciones, pues ellos son los que alcanzan una verdadera felicidad. Es un llamamiento a ser feliz con lo que la vida pone al alcance de nuestra mano y no hacer de nuestra existencia una lucha permanente por alcanzar un éxito que al fin y al cabo sólo nos produce sufrimiento y ganas de seguir luchando.

Beatus ille qui procul negotiis,… Feliz aquél que lejos de los negocios... Quinto Horacio Flaco, Epodos 2.1.

Horacio retoma en esta frase latina sus alabanzas hacia todos aquellos que deciden apartarse de la carrera por el éxito y la riqueza y optan por una vida sencilla de conformismo y tranquilidad. En esta ocasión, Horacio relaciona la tranquilidad con aquellos que viven en el campo, lejos de los ajetreos e intrigas de las ciudades. Una exhortación a alejarse de complicaciones y entregarse a una vida sencilla que no aspira a la riqueza ni al poder.

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Cogito ergo sum. Pienso, luego existo. René Descartes.

René Descartes es uno de los grandes filósofos de la historia de la humanidad y uno de los principales representantes del racionalismo. Su más que famoso “cogito ergo sum” es la base de todo su sistema filosófico. Antes de llegar a ello, Descartes ha aplicado una duda metódica a todo lo que cree saber, tanto lo que procede de los sentidos, como lo que proviene de la mente. Lo único que resiste a la aplicación de esta duda es el hecho de que como individuo estoy pensando, y, en consecuencia, si estoy pensando, es que existo. No puedo dudar de mi propia existencia. Y es sobre esa existencia sobre la que Descartes construye otra serie de certezas basadas en el predominio absoluto de la razón pura frente a lo percibido por los sentidos.

Copia ciborum, subtilitas impeditur. Las comidas abundantes embotan la inteligencia. Lucio Anneo Séneca. Cartas a Lucilio. XV.

Lucio Anneo Séneca fue un filósofo hispano de la corriente estoica que sirvió como preceptor del joven emperador Nerón durante los primeros años de su gobierno. Mientras Nerón estuvo aconsejado por Séneca, su mandato fue pacífico y racional; sin embargo, cuando el filósofo cayó en desgracia, Nerón se convirtió en el déspota que ha quedado consagrado en el cine y la literatura.
En esta frase, Séneca hace gala de una de las máximas de los estoicos: los excesos siempre son perjudiciales. Para el estoicismo, los placeres del cuerpo producían una corrupción en la mente y el alma, por lo que los espíritus más nobles eran lo de aquellos capaces de renunciar a dichos placeres. En este caso, Séneca centra su crítica en la comida, uno de los grandes placeres de la cultura romana.
A pesar de que predicó el estoicismo durante toda su vida, lo cierto es que Séneca amasó una enorme riqueza gracias a su proximidad a la madre del emperador Nerón, Agripina, y a los muchos negocios que esta posición le permitió emprender.

Ex nihilo nihil fit. De la nada, nada sale.

Esta frase, de profunda significación filosófica, ha sido muy utilizada por pensadores de diversas épocas. Su significado se basa en la creencia de que de la nada no puede surgir ninguna materia, por lo que es imposible que antes de la existencia del universo hubiera un vacío. Es una sentencia a que los filósofos latinos emplearon a menudo y que los escritores cristianos heredaron en sus teorías acerca de si Dios fue el creador del universo.
Aunque ha pasado a la historia en su forma latina, esta frase suele atribuirse al filósofo presocrático Parménides de Elea.

Homo sum: humani nihil a me alienum puto. Soy un hombre, y nada humano me es ajeno. Publio Terencio Africano. Heautontimorumenos (El enemigo de si mismo).

Esta frase escrita por Terencio en una de sus comedias se convirtió con la llegada del Renacimiento en la divisa fundamental sobre la que se construyó el Humanismo. Aunque en la comedia original no tiene este sentido, los humanistas lo interpretaron como una máxima según la cual al hombre debe interesarle todo lo que afecta a su vida, sin descuidar ni despreciar ninguno de los campos del saber. De este modo, se configuró el ideal del humanista, un sabio que dominaba tanto la literatura y las artes, como las ciencias puras y empíricas o la política y la milicia.

Ille dolet vere qui sine teste dolet. Siente verdadero dolor el que lo sufre sin testigos. Marco Valerio Marcial. Epigramas I. 33.

Marco Valerio Marcial ha pasado a la Historia como un poeta satírico cuyos versos estaban cargados de crítica hacia la sociedad romana de su tiempo. En este verso construye una máxima según la cual el que elige o se ve obligado a sufrir su miseria sin dejar que nadie le apoye en su dolor, sufre mucho más que el que confía en sus semejantes para pasar el duelo. Un llamamiento a confiar en los otros para pasar los duros trances a los que la vida nos obliga a enfrentarnos.

Mens Sana in corpore sano. Mente sana en un cuerpo sano. Décimo Junio Juvenal. Sátiras. X. 356.

Juvenal es, como Marcial, un poeta en cuyos versos encontramos una crítica brutal a la Roma de su tiempo. En este verso, que ha pasado a la tradición mutilado y, por tanto, mal interpretado, Juvenal afirma que hay que rezar a los dioses para que nos conceda una mente sana en un cuerpo sano. El verso completo es “Orandum est ut sit mens sana in corpore sano”. Al eliminar las primeras palabras, la acepción original de la oración queda desvirtuada.
En época moderna, este verso se ha utilizado para expresar la necesidad de alcanzar un equilibrio entre el cuidado del cuerpo y el de la mente. Un hombre completo y equilibrado no sería ni el que olvida lo físico y se consagra a los estudios o al fortalecimiento del alma, ni el que se centra en cultivar su cuerpo e ignora su formación mental y espiritual. La frase se ha convertido en uno de los símbolos del moderno espíritu deportivo, y son numerosos los clubes y asociaciones que han hecho de ella su emblema.

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Frases en latín de motivación

Aequam memento rebus in arduis servare mentem. Recuerda conservar la mente serena en los momentos difíciles. Quinto Horacio Flaco, Odas, 2, 3.

Horacio, como poeta lírico oficial de la corte de Augusto, empleó en sus obras una gran cantidad de máximas de contenido moral que han llegado hasta nuestros días. En este verso de sus Odas, Horacio hace una invitación a conservar la calma en los momentos duros de la vida. Sólo una mente fría que no es presa de violentas pasiones es capaz de analizar un problema y solucionarlo de forma adecuada. Por el contrario, el que no conserva la calma y se deja llevar por las pasiones, la ira o el dolor que causa el problema no sólo no es capaz de solucionarlo sino que posiblemente lo acreciente aún más.

Audentes fortuna iuvat. La fortuna ayuda a quienes se atreven a intentarlo. Publio Virgilio, Eneida, 10, 284.

Una de las frases más conocidas de la amplia obra del poeta Virgilio. Hasta cierto punto, toda su Eneida es una oda al valor y la audacia. Una oda que queda resumida en este fragmento de un verso del libro diez. Con estas tres palabras Virgilio pone de relieve que la Fortuna, que en Roma era una divinidad venerada por muchos, siempre da su apoyo a quienes no tienen miedo y se lanzan a acometer grandes empresas. Esta frase es, sin duda, la sentencia de motivación por antonomasia de todo el corpus de frases en latín.

Frases en latín

Carpe diem. Captura el día. Quinto Horacio Flaco. Odas, 1.11.8.

Una de las expresiones latinas más célebres de la historia y la que ha dejado una mayor huella en la tradición artística y literaria posterior. Con sólo dos palabras, Horacio consigue crear una expresión cargada de fuerza que es una invitación a vivir la vida y aprovechar cada instante de la misma. Aunque la traducción literal sea “captura el día”, generalmente se suele traducir como “aprovecha el momento”. Una frase vitalista que habla tanto de la fugacidad del tiempo y la vida como de la necesidad de exprimir cada instante con intensidad.

Gutta cavat lapidem, non vi, sed saepe cadendo. La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia al caer. Publio Ovidio Nasón. Cartas desde el Ponto, IV, 10 y Arte de amar I, 476.

Aunque esta frase en latín ha pasado a la historia en la versión consagrada por el poeta Ovidio en dos de sus obras, en realidad era una expresión popular muy antigua que también recogieron otros autores anteriores como Lucrecio o Tibulo.
Esta frase es un llamamiento a perseverar en nuestras luchas, a ser constantes aunque no veamos un resultado inmediato o aunque consideremos que nuestras fuerzas son pequeñas. Pone como ejemplo una diminuta y humilde gota de agua de apariencia inofensiva que gracias al tesón es capaz de destruir la piedra.
En el caso de Ovidio, el poeta del amor por antonomasia, esta sentencia es un consejo para los enamorados que no logran ser correspondidos en un primer momento. Ovidio les invita a ser tenaces en su lucha y a perseverar en sus intentos de seducir a la amada aunque las perspectivas en un primer momento no sean halagüeñas.

Nosce te ipsum. Conócete a ti mismo. Traducción latina de la inscripción griega que podía leerse en el templo de Apolo del santuario de Delfos.

El santuario de Apolo en Delfos fue uno de los centros religiosos más importantes de la Antigüedad. Su fama se debía a que, según se decía, la pitonisa, una sacerdotisa de Apolo, era capaz de adivinar el futuro después de entrar en trance mascando hojas de laurel sentada sobre un trípode. Miles de personas acudían cada año al santuario desde diversos puntos del Mediterráneo para conocer qué les deparaba el destino.
A pesar de esto, el propio santuario advertía a los visitantes de que existía una forma más sencilla de encontrar la respuesta a sus dudas. Según esta frase en griego, la respuesta a todo está en el interior de uno mismo, por lo que invitaba a los consultantes a adentrarse en las profundidades de su propia alma.

Nulla dies sine línea. Ningún día sin una línea. Cayo Plinio Segundo, Historia natural, 35.36.84.

Cayo Plinio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, fue un caballero romano que vivió en tiempos de la dinastía Flavia. Además de obtener importantes cargos políticos y militares, Plinio fue un lector, escritor e investigador incansable, que dejó en su “Historia Natural” un compendio de todo el saber que alcanzó en su vida. Plinio murió víctima de la erupción del Vesubio al tratar de ayudar con parte de la flota que comandaba a rescatar a los habitantes de Estabia que intentaban escapar de los gases del volcán.
Esta frase en latín de Plinio resume a la perfección el espíritu de su autor: ningún día sin escribir una línea. Es una llamada motivadora para escritores e investigadores, a los que anima a que todos los días del año se pongan delante del folio en blanco y escriban al menos una línea. La creencia de Plinio era que valía más dedicar unos instantes a escribir al menos una línea que no escribir nada en absoluto. Una máxima que él mismo aplicó a su propia vida, pues se dice que se hacía trasladar de un lado a otro en litera para aprovechar el tiempo escribiendo sus obras.

Possunt quia posse videntur. Pueden, porque parece que pueden. Publio Virgilio, Eneida, 5.231

Una magnífica frase de motivación de la mano del mayor poeta latino de todos los tiempos: Virgilio. En esta frase en latín el autor de la Eneida afirma que los que logran hacer algo es porque desde el principio han estado convencidos de que iban a ser capaces de ellos. Esta frase bien puede ser la semilla que dio lugar a la sentencia castellana “querer es poder”.

Tempus fugit. El tiempo escapa. Publio Virgilio. Geórgicas III, 284.

Aunque esta frase en latín es una de las más célebres de todos los tiempos, su forma origina parece ser la que encontramos en los versos de las Geórgicas de Virgilio. Estos poemas son una idealización de la vida rural y la tranquilidad de quienes optan por trabajar la tierra lejos de las ciudades. El verso original es “Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus”, que podría traducirse como “Pero mientras tanto escapa el tiempo de forma irreparable”. A pesar de la belleza de este verso de Virgilio, la sentencia ha pasado a la historia en su forma abreviada.
Esta frase es una advertencia de lo rápido que se escapa el tiempo en la vida de los mortales. Una llamada a disfrutar de la vida y a aprovechar los momentos antes de que todo nuestro tiempo se nos haya escapado de las manos. Una frase vitalista que recoge el espíritu del “carpe diem” de Horacio.

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Frases en latín de política

Cedant arma togae. Que las armas cedan ante la toga. Marco Tulio Cicerón. Sobre los deberes, 1.22.77.

Una de las máximas más célebres de Marco Tulio Cicerón, el mejor orador de la historia de Roma y el hombre que elevó el latín a sus más altas cotas literarias. Cicerón fue durante toda su carrera un hombre de estado y de letras, un político que, contra la costumbre romana, rechazó brillar en los asuntos bélicos y se centró en triunfar como abogado y orador en el Senado y las asambleas.
Esta frase en latín resume a la perfección la manera en la que Cicerón entendía la práctica política en la Roma republicana. En un tiempo en el que los generales tenían cada vez más influencia y la amenaza de una dictadura militar estaba siempre presente, Cicerón afirma que los poderes civiles han de estar siempre por encima de los militares. De poco sirvieron las palabras de Cicerón, ya que César se hizo con el poder casi absoluto en Roma después de haberse impuesto a sus enemigos en la guerra civil.
La frase de Cicerón se ha utilizado a menudo a lo largo de la historia por todos aquellos que, como el orador, deseaban que los militares no tuvieran influencia en la política.

Si vis pacem para bellum. Si quieres la paz prepárate para la guerra. Vegecio. De Re Militari, Prefacio Libro III.

Otra frase en latín que se ha hecho célebre en una forma abreviada y corrompida. El texto orginal dice “Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum”, que podríamos traducir como “Así pues, quienes deseen la paz, que se preparen para la guerra”. Una máxima que define a la perfección lo que en determinados momentos de la historia se ha llamado paz armada: una situación en la que no estalla la guerra porque ambos contendientes potenciales poseen tanto armamento que saben que un enfrentamiento bélico sería un desastre. Esta frase es también un llamamiento a todas aquellas naciones que no deseen ser atacadas: si deseas la paz, hazte con tantas armas que tu enemigo no llegue ni a plantearse un ataque.

Solitudinem fecerunt, pacem appellarunt. Crearon un desierto, lo llamaron paz. Cayo Cornelio Tácito, Vida de Agrícola, 68.

Tácito, el gran historiador de época imperial, usa esta frase en la biografía de su suegro Agrícola, un relato biográfico que le sirve para reflexionar acerca de la política romana de su tiempo. Esta sentencia la pone en boca de Calgaco, un jefe de las tribus del norte de Britania que se enfrentaron a los romanos en el siglo I d.C. Calgaco afirma que la paz que les ofrecen los romanos es la paz de los cementerios: arrasan con todo lo que hay a su paso, asesinan o esclavizan a las poblaciones y al resultado le ponen el nombre de paz.
Como suele pasar en la obra de Tácito, el historiador pone en boca de un personaje, incluso de un enemigo como Calgaco, sus propios pensamientos. Esta es una reflexión que perfectamente podría aplicarse a todos aquellos imperios y estados que han prostituido el nombre de la paz para enmascarar una dominación vergonzosa sobre los derrotados.

Ubi bene, ibi patria. Donde esté el bien, allí está la patria. Marco Tulio Cicerón. Tusculanas 5.37.108.

Una reflexión de Cicerón acerca de qué lugar debe el hombre considerar su patria. Esta es una cuestión que ha hecho correr ríos de tinta a lo largo de los siglos, especialmente desde que los viajes y las migraciones se hicieran más frecuentes. ¿Cuál es la patria de un hombre, el lugar en que nace o el lugar en el que vive la mayor parte de su vida?
Para Cicerón, la patria es un término clave sobre el que reflexionar. Él no nació en Roma, sino en Arpino, pero siempre sintió la Urbe como su auténtica patria. Para Cicerón, la patria no es el lugar en el que uno nace, sino el lugar donde se siente bien y en el que uno puede realizarse como ser humano.

Vae victis. ¡Ay de los vencidos!

Esta frase en latín fue recogida por diversos autores, lo cual demuestra que corresponde a una tradición muy antigua. Se atribuye a Breno, el líder de los galos que, en el año 390 a.C., saquearon Roma después de derrotar a sus legiones. Cuando los galos entraron en la ciudad, ofrecieron a los romanos marcharse si a cambio les entregaban una cantidad de oro determinada por una balanza. Los romanos accedieron, pero al descubrir que la balanza estaba trucada, protestaron ante Breno. El caudillo galo arrojó su espada a la balanza, de modo que la cantidad de oro que los romanos tenían que pagar sería aún mayor, y dijo esta frase en tono despectivo.
La sentencia es una advertencia a los que han sido derrotados para que depongan su orgullo y asuman su nueva condición. Una dura frase que se pronuncia desde el poder del vencedor para advertir a quien acaba de ser derrotado de las consecuencias de persistir en su lucha.

Veni, vidi, vici. Llegué, vi, vencí. Cayo Suetonio Tranquilo. Julio César 37.

Esta frase aparece tanto en Suetonio como en Plutarco, pero es el primero quien nos la ha legado en su forma latina más conocida. Según Suetonio, César hizo que esta sentencia de tres palabras presidiera su triunfo sobre Farnaces II del Ponto como metáfora de lo rápida y sencilla que fue esta campaña. Como afirma César, la guerra contra Farneces fue apenas una escaramuza en la que sus tropas derrotaron con facilidad a las de este reino helenístico. Una victoria sencilla que contrastaba con las duras campañas que César tuvo que librar en el resto de sus guerras.
La frase ha pasado a la historia como símbolo de una victoria rápida y sencilla en la que el combatiente apenas tiene que esforzarse.

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Frases en latín curiosas

Ad calendas graecas. En las calendas griegas. Cayo Suetonio Tranquilo. Augusto.

En su biografía de Augusto, el político que trasformó el estado republicano en una monarquía hereditaria, Suetonio afirma que el princeps usaba mucho esta expresión para referirse a acontecimientos que no tendrían lugar nunca. Las calendas eran en el calendario romano el primer día del mes, y servían, junto a las nonas y las idus, para estructurar los días. Los griegos, sin embargo, organizaban el calendario de otra manera, por lo que las calendas del calendario griego no existían, es decir, no llegaban nunca.

Alea iacta est. Los dados han sido lanzados. Cayo Suetonio Tranquilo. Julio César 32.

Según Suetonio, esta es la frase que pronunció Julio César al cruzar el Rubicón, el río que marcaba la frontera entre la Galia e Italia, dando comienzo a la guerra civil. Aunque la frase en latín hace referencia al juego de los dados, muy popular en la antigua Roma, suele traducirse como “la suerte está echada”. Se utiliza esta expresión cuando queremos decir que hemos arriesgado en una empresa y ya no hay marcha atrás, quedando todo en manos de la suerte.

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Aquila non capit muscas. El águila no caza moscas.

Proverbio latino de origen incierto, lo cual nos lleva a pensar que debe de ser muy antiguo. Quiere decir que las personas grandes e importantes, simbolizadas por el águila, no se molestan en hacer frente a los adversarios pequeños, representados en las moscas, sino que dedican su tiempo a empresas mayores.

Cave canem. Cuidado con el perro.

Esta frase en latín se ha documentado tanto en la literatura como en el registro arqueológico. En las villas romanas era habitual poner un cartel con esta inscripción para advertir a los intrusos de la presencia de un perro guardián en el interior de la finca, especialmente como medio para disuadir a posibles ladrones. En ocasiones, la inscripción iba acompañada de un mosaico o una pintura de un perro.

Homo homini lupus est. El hombre es un lobo para el hombre.

Esta frase es una variación de otra más larga que encontramos en la Asinaria de Plauto, el autor de comedias: “lupus est homo homini, non homo, cum qualis sit non movit…” La versión abreviada fue popularizada por el filósofo Thomas Hobbes en su “Leviatán”, una obra de teoría política fundamental para entender la filosofía moderna. Tanto Plauto como Hobbes quieren poner de relieve la maldad intrínseca en el ser humano, una criatura que es capaz de comportarse con sus semejantes como lo haría un lobo con sus presas.

Nunc est bibendum. Ahora hay que beber. Quinto Horacio Flaco. Odas 1, 37.

Esta frase en latín es el primer verso de una oda de Horacio dedicada a la glorificación de la victoria de Augusto sobre Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium. En este poema, Horacio hace una llamada a todos los ciudadanos de Roma para que celebren la victoria de su príncipe, que ha derrotado al último de sus enemigos y ha llevado la paz a Roma.
Sacada de su contexto, la frase se utiliza para incitar a los presentes a beber sin preocupación con motivo de algún tipo de celebración. Es una frase magnífica para iniciar un brindis.

Sine ira et studio. Sin odio y sin parcialidad. Cayo Cornelio Tácito, Anales 1.1.4.

Esta sentencia de Tácito se ha convertido en el lema que mueve la ética de los historiadores. En las primeras páginas de sus “Anales”, obra en la que narraba la historia de Roma desde la muerte de Augusto hasta el asesinato de Nerón, pero que se ha perdido en parte, Tácito hace una declaración de intenciones en la que afirma que abordará la materia de estudio de forma imparcial y sin afán de venganza. A pesar de que Tácito no lo consigue por completo, sus palabras se han convertido en símbolo de la imparcialidad que debe mover a todo historiador al componer sus obras, sin tomar partido por postura ninguna y sin manipular las fuentes para llegar a una conclusión previamente decidida.

Timeo Danaos et dona ferentes. Temo a los griegos, incluso cuando traen regalos. Publio Virgilio. Eneida, 2,49.

Uno de los versos más célebres de la Eneida de Virgilio. En boca del héroe Eneas, se narra la caída de Troya y cómo los aqueos ofrecieron a los troyanos un caballo de madera fingiendo querer ganarse su amistad antes de retirarse de la batalla. Cuando los troyanos vieron que los aqueos se habían marchado y habían dejado el caballo como regalo, decidieron introducirlo en la ciudad, aunque para ella hubiera que derribar parte de la muralla. Sólo el sacerdote Laocoonte se opuso a los planes de los troyanos, advirtiéndoles de la perfidia de los griegos incluso cuando fingían ser amables. Esta frase es la sentencia que resume el pensamiento de Laocoonte. El tiempo demostró que el sacerdote tenía razón, ya que el caballo ocultaba a un grupo de soldados aqueos que, una vez el caballo estuvo dentro de la ciudad, salieron al exterior y tomaron Troya.
Esta frase se emplea para decir que se desconfía de una persona incluso cuando parece que sus intenciones son buenas.

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