
Carpe diem, quam minimum credula postero
Con esta célebre frase Horacio nos exhorta a disfrutar de las oportunidades que se nos ofrecen en ese momento, pues puede que mañana ya no existan. En la traducción se pierde parte de su esencia, ya que sería más correcto entenderla de una manera más literal como "cosecha el día" o "recoge el fruto del día" (símil de la agricultura donde los frutos [las oportunidades] deben recogerse en su momento exacto de maduración, ni muy temprano, que estarían verdes, ni muy tarde, que ya se habrían pasado). Por lo tanto, debemos alejarnos de las falsas interpretaciones que se han extendido actualmente y que invitan a entenderla como vivir el momento sin preocuparse del futuro. Su popularidad lo ha convertido en un tópico literario que abarca todas las épocas, con especial relevancia en el Renacimiento y en la actualidad es el leit motiv de mucha gente.
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