
Cuando la historia y la arqueología se hacen rentables
El pasado 21 de septiembre, El País publicó en su edición de Andalucía un interesante artículo acerca de las empresas privadas que han hecho del patrimonio cultural, la arqueología y la historia un negocio próspero y lucrativo. Frente a la idea tan extendida de que las disciplinas humanísticas son en esencia poco o nada productivas y, como tales, un capricho del que se puede prescindir en tiempos de crisis, el artículo profundiza en la idea de que el estudio del patrimonio puede ser rentable. Mientras duró el boom inmobiliario en España, las empresas de arqueología se desarrollaron con gran velocidad gracias a una legislación que obligaba a los constructores a realizar prospecciones de terreno antes de levantar sus edificios y, en caso de hallarse algo significativo, permitir una excavación de emergencia en los mismos. Debido al volumen inmenso de edificios y viviendas que se construyeron ene se periodo, los arqueólogos se encontraron ante una edad dorada para el desarrollo de su profesión. Sin embargo, la burbuja inmobiliaria estalló y con la crisis llegaron las vacas flacas. Muchas empresas de arqueología quebraron al detenerse en todo el país los proyectos urbanísticos. Por otro lado, la legislación en los últimos años, con el objetivo de incentivar de nuevo la actividad inmobiliaria, ha ido en contra de la defensa del patrimonio, permitiendo que se construya en terrenos no estudiados por los arqueólogos con el fin de acortar los plazos y, con ello, abaratar los costes finales.
Sin embargo, la crisis no acabó con todas las empresas dedicadas a la arqueología. Unas cuantas supieron adaptarse a los nuevos tiempos y continúan ofreciendo sus servicios. La clave es, según el articulista, la adopción de nuevas tecnologías y la inversión en las mismas. Como ejemplo encontramos la empresa cordobesa Investigaciones para el Patrimonio Histórico, fundada por Diego Gaspar, un grupo que se dedica a ofrecer servicios de todo tipo relacionados con la arqueología. Una de las herramientas tecnológicas que esta empresa ha desarrollado es un helicóptero dotado de cámaras que permite a los investigadores acceder a zonas que, de otro modo, no resultarían visibles para los arqueólogos o restauradores.
El artículo habla de otros profesionales como Ana Valdivieso, fundadora de El Collar de la Paloma, una empresa dedicada a la confección y venta de réplicas de piezas arqueológicas, tales como mosaicos, esculturas, joyería, alfarería... El mercado de las imitaciones mueve una gran cantidad de dinero entre los turistas que acuden a las ciudades españolas y entre los decoradores que buscan un estilo concreto para culminar sus obras de interiorismo.
Estos ejemplos demuestran que la cultura es un bien que resulta rentable si se sabe explotar de la manera adecuada. La gestión rentable y moderna de nuestro patrimonio es, sin embargo, una de las asignaturas pendientes de las administraciones de nuestro país, en una situación muy atrasada respecto a otros países de la Unión Europea que han logrado hacer de legados culturales mucho más reducidos que el español una fuente de riquezas para su producto interior bruto.
Fuente: El País
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