
¿Es Huelva la ciudad más antigua de la Península Ibérica?
El pasado mes de marzo se publicó en la web Huelva Buenas Noticias un artículo con el siguiente titular: "Los vestigios que sitúan a Huelva como la ciudad más antigua de Occidente". Ante un anuncio de estas características, cualquier aficionado o profesional de la arqueología se habría detenido, intrigado por los argumentos que pueden llevar a hacer semejante afirmación. Si hoy en día la mayoría de los especialistas están de acuerdo en situar el origen del fenómeno urbano en el Próximo Oriente, lugar desde el que, en sucesivas oledas, se iría extendiendo a Europa, ¿es posible que el enclave urbano más antiguo de Occidente se encuentre precisamente en su extremo oeste? Esto es lo que afirma la autora del artículo, Mari Paz Díaz. Como puntal principal para sostener su hipótesis, la autora cita la aparición en un yacimiento de Huelva de una serie de ídolos datados en el tercer milenio antes de la era, lo que, según ella,demostraría la presencia humana en la zona en una época anterior al desarrollo de la cultura de Tartessos. El artículo continúa dando detalles acerca de la disposición de estos ídolos en su contexto, así como de los espacios funerarios a los que están asociados y los posibles modos de vida de la población onubense de este periodo. Tras esta exposicón, la autora insiste en que, con los restos analizados, puede concluirse que la ciudad de Huelva se sitúa entre las más antiguas de Occidente, una idea que, como hemos dicho, recoge también el titular de la noticia.
No puedo poner ninguna objeción a los datos arqueológicos que Mari Paz Díaz ofrece en su artículo, pero desde luego debemos cuestionar que sus conclusiones y su manera de tratar la noticia sean las más adecuadas. Si hay alguna categoría que ha resultado problemática para los espacialistas de muy diversas materias ha sido precisamente la definición de ciudad. ¿Qué es una ciudad y qué diferencia esta categoría de otros tipos de asentamientos urbanos? Los investigadores más prestigiosos de diversos campos han tratado de ofrecer una definición definitiva, pero ninguno lo ha coseguido. Ni sociólogos, ni arqueólogos, ni historiadores, ni antropólogos han logrado ponerse de acuerdo en qué asentamientos pueden englobarse bajo el término ciudad y cuáles por el contrario son otra cosa distinta. Enclaves tan espectaculares y emblemáticos como el de Çatal Hüyük han sido en ocasiones excluidos de la categoría de ciudad por numerosos autores. Ante esta situación, ¿podemos decir que Huelva era ya una ciudad en el Calcolítico basándonos simplemente en el hallazgo de un grupo de tumbas y una colección de ídolos? La respuesta que cualquier profesional mínimamente serio daría a esta pregunta es un rotundo no. Ninguno de los asentamientos encontrados en Huelva para una época tan antigua puede ser definido como ciudad, usemos el criterio que usemos. Peca, por tanto, de tendenciosidad la autora del artículo citado cuando habla de Huelva como la ciudad más antigua de Occidente. No sólo no es la más antigua de Occidente, sino que tampoco lo es de la Península Ibérica. Hay que esperar a la llegada de los fenicios y la fundación de Gádir, actual Cádiz, para encontrar en el extremo Occidente una estructura que pueda definirse sin lugar a dudas como una ciudad. Los griegos situaban la fundación de Gádir en torno al año 1000 a.C., una cifra que no ha podido ser aún ratificada por la arqueología pero que a medida que avanzan las excavaciones parece menos disparatada. Hagamos caso a las fuentes literarias o nos limitemos a la veracidad de los restos arqueológicos, la ciudad más antigua de la Península sigue siendo Cádiz.
No queremos con esto poner en tela de juicio el artículo escrito por Mari Paz Díaz con el objetivo de divulgar el maravilloso patrimonio arqueológico onubense, un patrimonio que sin duda se cuenta entre los más ricos de todo nuestro país. Sin embargo, debemos llamar la atención del peligro que supone utilizar de forma poco estricta categorías con las que los especialistas llevan más de un siglo trabajando. Una ciudad no es cualquier asentamiento humano, una ciudad tiene que cumplir una serie de condiciones y requisitos para ser definida como tal. Y, desde luego, la Huelva del tercer milenio antes de la era no cumple ninguna de estas condiciones. El titular del artículo sin duda atraerá a numerosos lectores, pero atenta de forma flagrante contra la profesionalidad y la veracidad histórica.
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