Protección del patrimonio contra el saqueo ilegal. SmartWater en escena
La empresa británica Smartwater, conocida principalmente por el producto que le da nombre, se dedica a la creación de todo tipo de artefactos para mantener la seguridad y la tranquilidad de sus usuarios y, ante cualquier clase de infracción, poder asistir a la policía en su investigación. Entre su variado repertorio, la compañía cuenta con multitud de ardides para atrapar o marcar a los infractores. La baza que les da de comer es la de la prevención pero, si ésta no funciona, también tienen experiencia en la persecución. Entre sus servicios proporcionan incluso un portal digital para el rastreo de delitos, cuyos servicios alquilan a organizaciones privadas y públicas. No hay más que leer su presentación y la lista de sinónimos de malhechor con la que hacen gala de su suspicacia, para entender que a estos ejecutivos londinenses les importa bien poco a quién atrapar, con tal de hacerlo.
"Whether you have been unfortunate enough to suffer a burglary, theft or robbery, or you are being targeted by metal thieves, trespassers or vandals, we have a tailor-made solution. Our objective is to protect your property and, if you are a business, maximise your security spend."
En la campaña publicitaria de su producto estrella, la compañía invita a todos a utilizar su "smartwater" para marcar nuestros enseres más preciados. En su aquí ridícula concepción de la protección de la propiedad, se nos invita a proteger todas nuestras pertenencias; tal y como hace un perro que orina en su territorio, joyas, ordenador, bicicleta y ositos de peluche deben ser marcados según su filosofía canina.
Como quien roba y quien estafa, Smartwater vive del delito. En su página web han tenido incluso la ocurrencia de presentar en un muro sus propias piezas de caza, fotos del archivo policial de las personas a las que han "abatido" ellos mismos. Y como si del peso de un atún se tratara, debajo del nombre y apellidos, se encuentra el número de años a los que han sido condenados. Supondremos que la empresa británica estará muy pendiente de quitar estas fotos de su web pública una vez que los condenados han saldado cuentas. Y si no, ahí tendrán un recuerdo de lo peligroso que es cometer... cruzarse con Smartwater.
Y como donde hay ultraje, hay dinero, Smartwater se ha querido implicar en la lucha contra el terrorismo o, al menos, eso es lo que dicen en su publicidad, de la que se han hecho eco numerosos medios. A día de hoy, todos sabemos que la delicada situación en Siria provocada por los grupos terroristas se ve complicada por el sustento que proporciona a éstos la venta de obras de arte en el mercado negro. Si se pudiera privar a los terroristas de ese sustento, dejarían de tener acceso a las armas y acabarían desinflándose lo suficiente como para poder detenerlos. Aquí es donde ha aparecido Smartwater con su agua inteligente: una solución líquida visible sólo bajo luz ultravioleta que, siendo aplicada a los objetos que componen el patrimonio, permitiría un seguimiento total de los mismos, disuadiendo, en primer lugar, a los compradores, e impidiendo su venta a los terroristas. El sistema implicaría únicamente la asignación de un código a cada objeto y su grabación mediante esta particular tinta china. En el vídeo siguiente, atendemos a algunas explicaciones de los responsables de su creación:
El producto ya ha sido probado y verificado por una universidad británica y otra estadounidense, y han conseguido demostrar que su aplicación no tiene efectos corrosivos ulteriores en las obras de arte, por lo que sólo resta abrir las arcas del Estado y empezar a comprar barriles de "smartwater".
Smartwater va a emprender lo que sin duda será una valiosa contribución al fin del terrorismo, e independientemente del grado en que lleguen a lucrarse con su iniciativa, hay que evitar caer en un excesivo cinismo y confesar la insustituible ayuda que se prestan a aportar. Sin embargo, ellos mismos deberían poder reconocer la ligera contradicción que existe entre su filosofía y los trabajos de apoyo a las instituciones públicas para proteger el patrimonio común. En lo que se refiere a la propiedad, de hecho, nos movemos en un campo delimitado por muros muy livianos. Lo que ayer fue bien común, hoy podría ser legalmente privado, incluso en el caso de enseres robados o expoliados. La propiedad se fundamenta en la posesión y, aunque la última no equivale necesariamente a la primera, el tiempo es un factor decisivo en términos jurídicos. En este punto del discurso, vemos que Smartwater quiere ser el pilar imprescindible de la seguridad privada en Reino Unido y en el mundo, y a la vez quiere proteger los bienes culturales comunes. Pero, ¿de qué se protege lo común sino de lo privado?
Fuentes: La Vanguardia y Smartwater