Sale a la luz un anfiteatro romano en buen estado en Turquía
El trabajo de los arqueólogos en ocasiones depende tanto de la revisión de viejos documentos y testimonios de viajeros y exploradores como de su propio trabajo de campo. Obras, literarias o no, en las que estudiosos o simples curiosos de antes del siglo XX ponían por escrito las construcciones y ruinas antiguas que iban descubriendo en sus viajes. Por desgracia, con el paso del tiempo esos edificios y restos acababan cayendo en el olvido, de forma que, de no haber sido por estos testimonios los arqueólogos de los siglos XX y XXI habrían perdido su pista.
Esto es lo que a ocurrido en Turquía con las ruinas situadas en la provincia de Aydin, en la costa del Egeo. Los arqueólogos han sacado a la luz una enorme estructura que ha sido interpretada como un gran anfiteatro, perdido durante siglos y hallado recientemente. Por supuesto, ante tan espectacular descubrimiento, los medios no han dudado en elaborar llamativos titulares para atraer a los lectores. Sin embargo, y pese a la importancia incuestionable de la noticia, el anfiteatro no se ha descubierto en estas últimas semanas, sino que los arqueólogos ya tenían indicios desde hace tiempo de que esos campos cubiertos de olivos ocultaban restos importantes de la ciudad antigua de Mastuara.
¿De dónde procedían esos indicios? Tal y como ha señalado la arqueóloga María Engracia Muñoz en sus redes sociales, el geólogo William John Hamilton en su obra "Researches in Asia Minor Pontus and Armenia, With Some Account of Their Antiquities and Geology”, escrito a mediados del siglo XIX, ya había dejado registro de su viaje por estas tierras así como una descripción de lo que él ya interpretaba como un teatro o un anfiteatro: un recinto circular con arcos y bóvedas de tipo clásico, todo ello cubierto de árboles y matorrales.
Han tenido que pasar casi dos siglos desde aquel viaje de Hamilton para que los arqueólogos lograran encontrar el punto exacto en el que se encontraba el anfiteatro y procedieran a una excavación sistemática de los restos. No hay que olvidar que en arqueología, saber que hay algo un lugar concreto no basta para proceder a su descubrimientos. Existen muchos factores como la financiación, la continuidad del proyecto, contar con un equipo adecuado y un respaldo académico y político… sin los cuales no puede salir adelante una excavación que pretenda unos objetivos mínimamente científicos y rigurosos.
La doctora Sedat Akkurnaz, de la Universidad Adnan Menderes, es la responsable de los trabajos en el anfiteatro y, tras haber procedido a retirar la cobertura vegetal que tapaba la zona, ha ofrecido los resultados de este primer contacto con el yacimiento. Según ella y su equipo, este anfiteatro pudo haberse construido a comienzos del siglo III d.C., en tiempos de Septimio Severo o alguno de sus hijos, y pudo llegar a albergar hasta veinte mil espectadores en su época de máximo apogeo. Algunas de las estructuras arquitectónicas han sobrevivido en buen estado de conservación pese a su abandono durante más de un milenio y medio y a los muchos saqueos que sin duda ha sufrido.
Las excavaciones seguirán un ritmo de trabajo lento ya que algunas partes del edificio corren riesgo de derrumbe si son desenterradas sin unos trabajos previos de consolidación. Pese a estas dificultades, las autoridades turcas han mostrado su entusiasmo ante el proyecto, a sabiendas de que los teatros y anfiteatros antiguos en buen estado de conservación atraen una gran cantidad de turistas deseosos de encontrase con estos testimonios monumentales de nuestro pasado clásico.