Sangre de Baco

Tecnología médica aplicada al estudio de las urnas funerarias

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Aparato de tomografía empleado para el estudio de las urnasUno de los principales problemas con el que lidian cada día los arqueólogos es el riesgo de destrucción y contaminación de los restos materiales que se produce desde el mismo momento de su descubrimiento. Por mucho cuidado que se ponga en su extracción, catalogación y conservación, es inevitable que se produzcan pequeños deterioros que conducen, de forma inexorable, a la pérdida de información sobre el objeto, información que es en ocasiones muy valiosa. Atrás quedó el tiempo en el que la arqueología se realizaba con un pico y una pala, e incluso con explosivos, pues a día de hoy todos los arqueólogos trabajan con herramientas mucho más sutiles y delicadas como las escobillas y los cinceles. La conservación del objeto y su contexto en las mejores condiciones es una de las premisas fundamentales del trabajo de cualquier arqueólogo. Esto, sin embargo, resulta especialmente difícil de cumplir con determinadas piezas, entre las que se cuentan todo tipo de tumbas y urnas cinerarias. El solo hecho de abrirlas para averiguar qué hay en su interior y de qué manera están dispuestos los restos y los objetos del ajuar, pueden conducir a la destrucción parcial o total de los mismos. Por suerte, en el siglo XXI, las nuevas tecnologías están logrando suplir todas las carencias que la arqueología presentaba hasta hace tan sólo unos años. Ejemplo de ello son las técnicas desarrolladas recientemente por arqueólogos y científicos de la Universidad de Valladolid, que gracias a la Tomografía Computerizada Helicoidal han logrado reconstruir de forma digital el contenido de una serie de urnas cinerarias sin tener que abrirlas. Este proyecto se ha llevado a cabo gracias a la financiación que recibe el Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg de la Universidad de Valladolid, especializado en las culturas prerromanas de la región castellana. La Tomografía Helicoidal consiste en una máquina de rayos x que gira en torno al objeto de estudio, obteniendo todo tipo de perspectivas y enviando los datos a un ordenador, que a su vez reconstruye el interior del objeto. Por su utilidad médica, esta técnica se ha comenzado utilizando en el campo clínico, y sólo muy recientemente ha sido aplicada a la arqueología, con unos éxitos sorprendentes. Gracias a la Tomografía, las urnas pueden ser estudiadas con una sorprendente profundidad en cuanto a los detalles, sin que la apertura dañe su contenido y pudiéndose conservar los objetos de su interior en la disposición exacta en la que fueron colocados en el momento del enterramiento. Los datos acerca de prácticas funerarias, cultura material, mentalidades, redes comerciales, aculturación y un largo etcétera que está consiguiendo este proyecto son sólo los primeros pasos de un camino que, sin duda, representa el futuro de la arqueología.

Fuente: La Razón

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