Heracles ya no era Hércules. Sólo la pobre y avergonzada sombra de lo que fue. Un aciago día del mes de junio, esta estatua de mármol, después de sesenta y tres años, ha sido cortada, rota, seccionada, guillotinada, cercenada, amputada, literalmente desmembrada por no se sabe quién. Se ha visto recortada, sí, por sus atributos masculinos.

Con estas palabras no desprovistas de comicidad compartía en noviembre del año 2011 el diario francés Sud Ouest un suceso que se repetiría en numerosas ocasiones y que resultaría en la indignación de muchos de los vecinos de Arcachon, ciudad francesa cercana a Burdeos.

La estatua del hijo postizo de Anfitrión, el musculoso Hércules, cubierto con la piel de león, ha sido objeto de noticias en los periódicos locales en numerosas ocasiones, y siempre por la misma razón: El vigoroso ladrón de yeguas, con frecuencia tras una jornada de fiestas o ajetreo local, amanecía capado. Al poco tiempo, algún técnico municipal hacía que, como a las lagartijas, le volviera a crecer la cola. Pero el ayuntamiento de la ciudad ha querido zanjar el tema, cortando por lo sano, y privando así al marmóreo Alcménida del pene furtivo. Sólo una incisión helicoidal en su uretra permitirá enroscar un pene ajeno que podrá lucir los días de fiesta y en celebraciones especiales.

Aunque no tenga repercusión más allá de los árboles del Parc Mauresque en el que se ubica la estatua, y aunque no deba motivar más que un serio enfado por la destrucción de la mencionada estatua erecta, la noticia ha traspasado fronteras por la evidente jocosidad que desprende, y de la que han participado los propios responsables de la localidad, al afirmar, el primer edil, que "Hércules tiene una frágil virilidad", o también que, en caso de no tomar la solución del pene móvil, "habría que vigilar muy de cerca la anatomía de Hércules", esto último expresado por Martine Phelippot, encargada del bienestar de la estatua.

Fuentes: Sud Ouest 1 y 2; 20Minutes.fr; La Túnica de Neso