Sangre de Baco

El ladrón del rayo, de Rick Riordan

Promedio: 5 (1 voto)
Luis Manuel López | Literatura | 12/07/2013 - 00:42Comenta

El ladrón del rayo, portada de la novelaPercy Jackson es un chico que no ha tenido suerte en la vida. Su padre desapareció en el mar cuando él era apenas un bebé, y su madre decidió rehacer su vida junto a Gabe, un tipo hosco y desagradable cuyas únicas aficiones son jugar al póquer y hacer a su hijastro la vida imposible. Por si esto fuera poco, su vida académica es también un desastre: diagnosticado de hiperactividad y déficit de atención, Percy deambula de una escuela a otra, encadenando expulsiones por mal comportamiento con unas malas calificaciones permanentes. Sin embargo, su vida cambia tras una visita al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Su profesora de matemáticas se revela como un monstruo deseoso de acabar con la vida de Percy, un objetivo que habría logrado de no ser por la oportuna intervención del profesor de latín, que resulta ser un centauro encargado de proteger al joven. A partir de este punto se desencadena la acción principal de la novela. Percy descubre que es un semidiós, hijo de una de las divinidades masculinas del Olimpo, y que como tal debe recibir un entrenamiento acorde a sus habilidades. El recién descubierto héroe acude a formarse a un campamento de verano situado en las cercanías de Nueva York, campamento al que acuden todos los hijos de dioses y diosas para potenciar sus diversas habilidades. En este campamento, Percy conocerá a sus dos grandes amigos y aliados, el centauro Grover y la joven Annabeth, hija de la diosa Atenea. Juntos deben emprender la misión de recuperar el rayo de Zeus, el arma del señor de los dioses que ha sido robada por una criatura desconocida y por cuya causa puede estallar entre las divinidades una guerra de proporciones cataclísmicas. En su aventura recorrerán los Estados Unidos desde Nueva York a las playas de Santa Mónica en California, conociendo todo tipo de criaturas mitológicas que tratarán de dificultarles su misión.

Con "El ladrón del rayo", Rick Riordan comienza su saga "Los dioses del Olimpo", una colección de novelas que cuentan las aventuras de Percy Jackson, hijo del dios Poseidón, y de sus jóvenes compañeros. Hay que alabar, en primer lugar, la originalidad de la idea. Trasladar la mitología griega clásica al mundo del siglo XX y hacerlo de forma más o menos coherente es, sin duda, un acierto, no sólo desde el punto de vista de los amantes de la cultura clásica, sino también teniendo como objetivo el éxito editorial. Riordan logra en sus novelas aunar varias claves para lograr el triunfo en ventas y el respeto de la crítica. Para lo primero, construye unos personajes con los que cualquier adolescente occidental puede identificarse y los hace pasear por escenarios conocidos por todos gracias al cine y las series norteamericanas. Sin embargo, las novelas de Riordan no son sólo historias de aventuras adolescentes con un trasfondo de cultura clásica. Cualquier lector versado en la mitología clásica encontrará en las páginas de estas novelas multitud de referencias, implícitas y explícitas, que el autor despliega de forma natural a lo largo del argumento. En efecto, en "El ladrón del rayo" no encontramos sólo los mitos tradicionales, tan manidos ya por la literatura y el cine, como el de Medusa convirtiendo a los héroes en piedra. Rick Riordan recurre incluso a mitos de segunda categoría, como es el caso de Procustes y sus terroríficos lechos, convertido en la novela en un vendedor de camas de agua de Los Ángeles. Por otro lado, hay que destacar la gran habilidad de este autor para convertir en actuales los personajes de la mitología clásica. Con maestría consigue que parezca lógico que en el siglo XX el Olimpo, la sede y hogar de los dioses, se sitúe en el piso seiscientos del Empire State Building de Nueva York. Rick Riordan posa junto a uno de sus librosAl fin y al cabo, como uno de los autores afirma en la novela, los dioses están allí donde se sitúa el centro del poder en el mundo, y del mismo modo que se trasladaron de Grecia a Roma con la conquista del mundo helenístico por parte de los latinos, es lógico que en el siglo XXI hayan escogido como base de operaciones la costa este de los Estados Unidos. De este modo, Riordan hace del dios Ares un agresivo motero vestido con cuero negro, de Medusa una mujer que vende estatuas para jardines y piscinas, y del ya citado Procustes un vendedor de camas de agua.
No es de extrañar, por tanto, que las novelas de Percy Jackson se hayan ganado el afecto tanto de los jóvenes lectores de todo el mundo que han devorado sus páginas como de los profesionales de la enseñanza que los utilizan en sus clases para introducir a sus alumnos en el fascinante mundo de la mitología clásica. Es cierto que se detectan algunos errores de contenido (de los cuales el hecho de que Atenea, diosa caracterizada por su virginidad permanente, tenga varios hijos, es el más notable), pero éstos no enturbian la por lo general bien ambientada trama mitológica.
Citemos únicamente una, desde mi punto de vista, limitación que resta originalidad a la novela: la más que considerable influencia que la saga de J.K. Rowling, Harry Potter, ejerce sobre la obra de Riordan. De forma consciente o inconsciente, el autor repite los esquemas que estructuran la historia del niño mago: un joven inadaptado con una vida familiar complicada, una escuela especial en la que el protagonista encuentra finalmente su espacio, un grupo de camaradas para el héroe compuesto por una chica irritante e inteligente y un amigo masculino que hace la función de secundario cómico. No decimos esto como motivo de demérito de las novelas de Riordan; desde nuestro punto de vista cuando una fórmula narrativa funciona, no hay por qué rechazarla. Sin Homero no habría existido Virgilio, y eso no resta ni un ápice de su valor a los Eneida. No debemos olvidar que las novelas de Harry Potter contienen además una gran carga de cultura clásica, aunque ésta siempre esté en un segundo plano respecto al tema de la magia. Tanto Rowling como Riordan tienen la muy sana intención de contar historias con gancho, historias que, además, permiten a sus lectores introducirse en mundo más complejos y fascinantes, como en este caso, es la mitología griega.

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