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Huellas de la presencia de Aníbal en Cataluña
Cualquier persona con un nivel cultural medio conoce la historia de cómo el general cartaginés Aníbal Barca, tras recibir la declaración de guerra de Roma por haber atacado a los saguntinos, decidió llevar el conflicto al mismo corazón de Italia, cruzando con sus tropas toda la península Ibérica, los Pirineos, el sur de la Galia y los Alpes. Esta gesta, atestiguada en numerosos autores antiguos con mayor o menor grado de detalle y fidelidad, ha sido corroborada por la arqueología en numerosos puntos del recorrido, en los que se han encontrado restos del periplo cartaginés hacia Roma. Sin embargo, frente a la abundancia testimonial al sur del Ebro, apenas se había encontrado ningún indicio de presencia púnica al norte de este río, una situación que puede haber empezado a cambiar las pasadas semanas. Un grupo de estudiantes de arqueología en prácticas de la Universidad de Barcelona dicen haber hallado en un enclave cercano a la ciudad de Valls (Tarragona) restos que pueden identificarse como pruebas del paso del ejército cartaginés por esta zona, así como del levantamiento de un gran campamento militar para acantonar las tropas púnicas durante un tiempo indeterminado. Entre los objetos hallados se encuentran varias monedas y, el indicio más importante, numerosos proyectiles de plomo empleados por la artillería cartaginesa en tiempos de la Segunda Guerra Púnica. Jaume Noguera y Jordi López, directores de las excavaciones, han afirmado que este punto pudo haberse producido el primer encuentro entre las tropas de Aníbal, que trataban de dirigirse al Pirineo, y las legiones romanas encargadas de detenerle. Es probable que Aníbal se detuviera en este punto a las afueras de la actual Valls con el objetivo de afianzar sus relaciones con las tribus íberas de la zona, que debían proteger su retaguardia cuando iniciara el cruce hacia la Galia. Este tipo de relaciones entre los cartagineses y los indígenas fue muy frecuente en el tiempo que duró el gobierno de Aníbal en la isla. La batalla, atestiguada en las fuentes literarias como batalla de Kissa o Cissis, pudo producirse cuando el propio Aníbal ya había partido junto con el grueso de sus tropas, dejando atrás a un total de más de diez mil soldados cartagineses y mercenarios que fueron masacrados por las tropas romanas de los hermanos Escipión. Junto al emplazamiento supuesto para el campamento cartaginés, se ha encontrado también un enorme foso íbero, según los arqueólogos el más grande de Cataluña. La existencia de un foso es, para éstos, un indicio más que suficiente para pensar que junto a él pudo haberse levantado una muralla, lo que demostraría que el campamento de Aníbal se habría alzado junto a un poblado indígena de tamaño considerable, una hipótesis que deberá ser confirmada o refutada en las próximas campañas de excavaciones.
Fuente: El Periódico