
Palmira podría abrir sus puertas al público el próximo verano
Palmira, la que fuera durante siglos la joya del desierto sirio por la belleza de sus restos arqueológicos y arquitectónicos, se convirtió con el estallido de la guerra civil en Siria en un símbolo de la barbarie que amenaza los valores humanos heredados en gran parte del mundo clásico. Al caer la ciudad y el yacimiento arqueológico en manos de los yihadistas del Daesh, los terroristas escogieron el teatro de Palmira como escenario de sus ejecuciones. Además, como muestra de su desprecio a toda cultura que fuera ajena al Islam más radical, volaron varios templos y edificios significativos. El gobierno de Damasco se propuso como uno de sus objetivos fundamentales recuperar Palmira para devolver al mundo civilizado la joya del desierto, un objetivo que tras muchos años de duras luchas, y siempre con ayuda de las tropas y la logística rusas fue alcanzado el pasado año. Palmira pasó de nuevo a manos gubernamentales y comenzó así el largo camino para normalizar la situación de este enclave y el tiempo de analizar los daños causados en él por los terroristas.
Tras haber alejado del peligro de que los yihadistas pudieran volver a intentar tomar Palmira, el gobierno sirio se ha propuesto el reto de volver a abrir el yacimiento al público en doce meses. Esto supondría una apertura el próximo verano. Los responsables del yacimiento han declarado que cuentan con numerosa ayuda internacional para tratar de reparar en la medida de lo posible los daños causados por los terroristas. El país que más expertos ha enviado para colaborar en la recuperación de Palmira ha sido Rusia, un aliado preferente del gobierno de Bashar al-Asad que está siendo clave tanto en la consecución de los objetivos militares contra el Daesh como en la reconstrucción del país.
Para algunos de los momentos de Palmira es posible que estas iniciativas ya lleguen tarde. Edificios como el templo de Baal fueron dinamitados hasta los cimientos por los terroristas y serán difícilmente recuperables para que el público pueda disfrutar de su viejo esplendor.
El fin del conflicto en Siria parece estar más cerca a medida que los terroristas del Daesh pierden sus últimas posiciones. A pesar de que las críticas contra el gobierno de Bashar al-Asad, acusado de crímenes contra su propio pueblo, no cesan lo cierto es que la derrota del yihadismo permitiría que Siria volviera a abrirse al mundo y recibiera de nuevo un turismo que fuera antaño una de sus principales fuentes de ingresos.
Fuente: ABC
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