Sangre de Baco

Las tropas del Estado Islámico a sólo unos kilómetros de las ruinas de Palmira

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La ciudad de Palmira fue una de las más hermosas construcciones que conoció la Antigüedad clásica. Construida en medio del desierto sirio, este enclave se convirtió en la capital de un reino que desafió al poder de Roma durante el breve lapso de tiempo que duró el reinado de Zenobia, hasta que el emperador Aureliano la capturó y al obligó desfilar encadenada frente a la plebe de Roma. Palmira debía se riqueza a su situación natural en un paso obligado entre las rutas caravaneras del este y los caminos que conducían al corazón de Europa. Durante su época de apogeo, toneladas de mercancías de todo tipo llenaban sus mercados y almacenes, mientras en sus calles se hablaban todas las lenguas del Imperio romano y el oriente controlado por los sasánidas. La derrota de Zenobia y una serie de revueltas posteriores, llevaron a las legiones romanas a arrasar la ciudad, sin que esto supusiera el fin de su existencia. Durante siglos, Palmira continuó siendo un enclave comercial de gran importancia, y sólo un funesto terremoto en el siglo XI acabó con su historia como ciudad habitada. fue en el siglo XVIII cuando los viajeros europeos descubrieron las ruinas de esta joya del desierto, lo que sumado al mito romántico de Zenobia como la reina que se opuso a Roma, hicieron de Palmira un lugar de peregrinación, primero de trotamundos y curiosos, y finalmente de arqueólogos que comenzaron a excavar y a investigar sus restos. En 1980, la UNESCO incluyó las ruinas de Palmira en la lista de enclaves Patrimonio de la Humanidad, una calificación que no impidió que, a partir del año 2013, la guerra civil en Siria perjudicara seriamente los restos conservados.

Sin embargo, nunca antes la ciudad de Palmira se había encontrado en una situación de peligro tan inminente como la que vive en estos momentos. Según ha trascendido a la prensa internacional, las tropas del autoproclamado califato sunní conocido como Estado Islámico se encuentran a sólo unos kilómetros del yacimiento arqueológico. Sólo una parte de los ejércitos del dictador sirio Bachar el Asad se interponen entre los radicales yihadistas y las ruinas de Palmira. El responsable del patrimonio material sirio, Maamoun Abdulkarim, ha hecho un llamamiento internacional para que todas las autoridades mundiales cobren conciencia de los efectos que la caída de Palmira en manos del Estado Islámico podría tener. Los yihadistas no han ocultado en momento alguno su profundo desprecio por todas las formas culturales ajenas al Islam, una creencia que ya les ha llevado a saquear y destruir varios museos en el vecino Iraq, así como a arrasar los yacimientos de antiguos ciudades como Nimrod o Hatra, capital del Imperio Parto. Los combatientes del EI no reparan en medios para destruir estas ruinas, recurriendo a tanques y todo tipo de explosivos, de forma que los restos arqueológicos queden en un estado irrecuperable.

Por el momento, las tropas sirias han conseguido mantener al Estado Islámico lejos de las ruinas de Palmira, pero de ser ciertas las últimas noticias esta resistencia podría estar muy cerca de venirse abajo si la comunidad internacional no hace nada para remediarlo.

Fuente: El País

Ruinas de la ciudad de Palmira